El dispositivo, creado por científicos mexicanos, evita el análisis mediante la extracción de una muestra de sangre. Los resultados pueden chequearse por una aplicación en el celular.
Es un exoesqueleto dirigido a niños con atrofia muscular espinal, enfermedad genética degenerativa por la que los afectados pierden la capacidad de caminar.
El chip está implantado en el cerebro de un tetrapléjico. Una computadora interpreta las órdenes y hace que unos electrodos muevan los músculos de su brazo.